En México, donde circulan cerca de 57 millones de vehículos y el transporte representa más del 18% del Producto Interno Bruto (PIB), la seguridad vial se ha convertido en un desafío crítico para la continuidad operativa y la protección de vidas.
Así lo advirtió Juan Manuel Villafañe, director de Carstore México, empresa con 25 años dedicada al desarrollo de tecnología para reducir accidentes en flotas comerciales.
Carstore nació a inicios de los años 2000 como una empresa enfocada en la “accesorización” de vehículos para distribuidoras automotrices. Sin embargo, hacia 2004, su enfoque migró hacia el diseño de soluciones electrónicas especializadas en seguridad.
Su primer gran cliente fue PepsiCo Alimentos, seguido en 2007 por Safety México, con quienes la compañía dio el salto hacia la seguridad vial para flotas de gran escala.
Desde entonces, han trabajado con aseguradoras y grandes transportistas como Lala, Bimbo y Coca-Cola, acelerando el desarrollo de tecnologías enfocadas en reducir la siniestralidad.
“El objetivo principal es uno: salvar vidas”, afirmó Villafañe en entrevista para T21.
Para Villafañe, el crecimiento de la flota nacional, la urbanización y la falta de educación vial han detonado un aumento preocupante de los accidentes en carretera. “Más del 90% de los conductores excede entre 30 y 40 kilómetros por hora (km/h) los límites de velocidad en carreteras federales. Las consecuencias son accidentes mucho más severos”, subrayó.
El problema, explicó, no es solo vial: un incidente afecta la infraestructura, la capacidad de abasto y, por ende, la economía del país.
A eso se suma la falta de mantenimiento en unidades y carreteras, así como la poca capacitación real para los operadores.
“España tiene una flota similar a la de México, pero índices de siniestralidad radicalmente inferiores. Eso demuestra que el cambio es posible”, agregó.
El error más común en México, explicó, es implementar tecnología “por moda”, sin un análisis causa-raíz. Eso deriva en mala adopción, resistencia del operador y hasta manipulación de los dispositivos.
“No hay tecnología en el mundo que no pueda ser manipulada. Si instalas 100 equipos y 80 están desconectados por falta de supervisión, es como no tener nada”, aseguró.
Cuando la tecnología se implementa de manera estratégica, subrayó, las flotas pueden reducir entre 80% y 90% sus incidentes.
Sin embargo, la barrera sigue siendo humana: operadores que se sienten vigilados, supervisores que no dan seguimiento, empresas que instalan tecnología sin acompañarla de capacitación y cultura.



