
La marca británica presentó el Cullinan Cosmos, una comisión one-of-one que celebra la majestuosidad del espacio exterior con un nivel de detalle que parece sacado de un sueño.
El corazón de esta obra maestra es un hito para la firma. Se trata del primer Starlight Headliner (cielo raso estrellado) completamente pintado a mano en la historia de Rolls-Royce. Un artista de la casa dedicó más de 160 horas de trabajo artesanal, aplicando más de 20 capas de pintura acrílica y utilizando pinceles finos e incluso una brocha de maquillaje para recrear con realismo la Vía Láctea. El resultado es un techo que combina niebla cósmica, nubes de polvo estelar y un campo de estrellas pintadas que luego fueron perforadas para alojar fibras ópticas, logrando un efecto tridimensional hipnótico.
El exterior está terminado en un tono Arabescato Pearl, que brilla como luz de luna en un cielo profundo. Una doble línea pintada a mano en Charles Blue refuerza el carácter celestial, mientras que la Spirit of Ecstasy iluminada se enciende al caer la noche como si fuera una estrella guía.
En el interior, el ambiente es un viaje hacia la calma y el asombro del espacio profundo. Los asientos reclinables combinan piel Charles Blue y Grace White, con bordados exclusivos que forman un motivo de cúmulo estelar en puertas y cabeceras. Las superficies en Piano White evocan la estética tecnológica de los satélites, mientras que la fascia del pasajero luce una obra pintada a mano que completa la narrativa cósmica.
Más allá de la opulencia, lo fascinante del Cullinan Cosmos es cómo Rolls-Royce logra materializar sueños imposibles. Cada detalle fue desarrollado a medida en el Private Office de Dubái, reflejando la visión de una familia que quiso un auto inolvidable, listo para transformar cualquier trayecto en una travesía intergaláctica.
Rolls-Royce explora los límites del lujo automotriz y los del arte aplicado a la movilidad.