En México, los trabajadores que cotizan al IMSS viven dos realidades muy distintas según el régimen al que pertenecen. Y en 2025, esa distancia se hizo todavía más evidente. La combinación de salarios bajos, inflación, rendimientos variables de las Afores y nuevas reglas para la Pensión Mínima Garantizada generó una brecha histórica entre lo que recibe un jubilado de Ley 73 y lo que obtendrá uno de Ley 97.
Para los expertos en seguridad social, esta diferencia no solo es amplia: es estructural, y seguirá creciendo en los próximos años si no se realizan ajustes profundos al sistema.
La Ley 73, vigente para quienes comenzaron a cotizar antes del 1 de julio de 1997, ofrece una pensión calculada directamente por el IMSS. El monto depende principalmente del salario promedio de los últimos cinco años y las semanas cotizadas. Esto permite que muchos trabajadores con carreras laborales estables obtengan una pensión cercana a su último salario.
En cambio, la Ley 97 depende del ahorro acumulado en la Afore. El trabajador recibe lo que haya logrado juntar, sumado a los rendimientos y aportaciones patronales y gubernamentales. Aunque la reforma de 2020 aumentó las aportaciones, su impacto será visible hasta dentro de varios años.
Hoy, quienes se jubilan por Ley 97 enfrentan tres retos principales:
- Salarios base de cotización bajos, que limitan los aportes.
- Periodos largos sin cotizar, que reducen el ahorro.
- Retiros parciales por desempleo y matrimonio, que restan semanas y capital.
El resultado: mientras un jubilado de Ley 73 suele recibir una pensión vitalicia relativamente estable, uno de Ley 97 depende de un fondo que puede agotarse si no alcanza para contratar una renta vitalicia o un retiro programado de largo plazo.
Para quienes están cerca del retiro, el impacto es claro y directo. Los trabajadores de Ley 73 mantienen condiciones más favorables, pero deben cuidar su salario base y sus semanas cotizadas, ya que cualquier laguna puede reducir su pensión.
Mientras los jubilados de Ley 73 van saliendo del sistema de manera natural, los primeros pensionados de Ley 97 empiezan a mostrar un patrón: ahorros insuficientes para sostener una vida de retiro cómoda. Esto ha encendido alertas en el sector financiero y en el Congreso, pues afecta a millones de trabajadores jóvenes y de mediana edad.



