22 diciembre, 2025

Hipertensión | Mecanismos clave que desencadenan infartos y derrames cerebrales

La hipertensión arterial, a menudo llamada “el asesino silencioso”, es una condición crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Su peligro reside en que, sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales, ejerce una presión constante y dañina sobre el sistema cardiovascular. Esta agresión silenciosa es la causa principal de eventos cardiovasculares graves como los infartos de miocardio y los derrames cerebrales.

Comprender cómo la presión arterial elevada impacta nuestro cuerpo es fundamental para prevenir estas emergencias médicas que pueden ser fatales o dejar secuelas permanentes. A continuación, exploramos los 9 mecanismos principales por los cuales la hipertensión incrementa drásticamente el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.

La presión arterial elevada de forma sostenida ejerce una fuerza excesiva sobre las paredes internas de las arterias, conocidas como endotelio. Este daño inicial las hace más permeables y vulnerables a la acumulación de sustancias nocivas, marcando el primer paso hacia problemas más graves.

El daño endotelial provocado por la hipertensión facilita la adhesión y acumulación de colesterol LDL (colesterol “malo”), grasas y otras sustancias en las paredes arteriales. Este proceso, conocido como aterosclerosis, forma placas que endurecen y estrechan las arterias, reduciendo el flujo sanguíneo y aumentando el riesgo de obstrucciones.

Para bombear sangre contra una resistencia arterial elevada, el corazón, especialmente el ventrículo izquierdo, debe trabajar con mayor intensidad. Con el tiempo, este esfuerzo excesivo provoca un engrosamiento (hipertrofia) del músculo cardíaco, lo que lo hace menos eficiente, más rígido y vulnerable a la insuficiencia cardíaca y arritmias.

Las arterias dañadas y estrechadas por la aterosclerosis presentan superficies irregulares que favorecen la formación de coágulos sanguíneos o trombos. Estos coágulos pueden bloquear completamente una arteria coronaria (causando un infarto) o desprenderse y viajar al cerebro (provocando un derrame isquémico).

La hipertensión es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de arritmias, como la fibrilación auricular. Esta condición provoca un latido cardíaco irregular y a menudo rápido, lo que puede llevar a la formación de coágulos en el corazón. Si uno de estos coágulos viaja al cerebro, puede causar un derrame cerebral isquémico.

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