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El panorama laboral en México está a punto de experimentar una de sus transformaciones más importantes en décadas. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció este miércoles 3 de diciembre que la esperada reducción de la jornada laboral, pasando de 48 a un máximo de 40 horas semanales, se implementará de forma gradual a partir del año 2027.
Esta medida busca un equilibrio en la vida de los trabajadores: reconocer que laborar menos horas trae consigo beneficios comprobados para la sociedad y la economía. Marath Baruch Bolaños, secretario del Trabajo, explicó en Palacio Nacional que una jornada más corta se traduce en una mayor productividad, una disminución de accidentes y un menor desgaste físico del personal. Pero quizás el beneficio más resonante es el fomento de un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal, permitiendo a los trabajadores recuperar tiempo valioso para sus familias y desarrollo.
La buena noticia llega directamente a 13.4 millones de personas en México. Según datos del INEGI, esta es la cantidad de trabajadores que actualmente laboran más de 40 horas a la semana y que serán los primeros beneficiados por la reforma. Lo crucial de esta aprobación es la garantía explícita de las protecciones laborales: el tránsito hacia las 40 horas no implicará ninguna reducción de salario ni de prestaciones.
El camino hacia la meta final de las 40 horas está claramente calendarizado y comienza ya. Durante el año 2026, el Congreso discutirá y deberá aprobar la reforma constitucional. La segunda mitad de ese año estará reservada para que las empresas realicen un periodo de ajuste e implementación interna. La reducción efectiva de la jornada será paulatina entre 2027 y 2029, quitando hasta 2 horas menos por año.
El punto de llegada está fijado: en enero de 2030, la jornada laboral máxima en el país deberá ser de 40 horas a la semana.
La reforma también clarifica las reglas para cuando el trabajo extra es inevitable. Las horas extraordinarias seguirán siendo voluntarias. Se mantienen las regulaciones de pago al doble (o triple, según el tope legal). Además, se impone un límite claro: las horas extraordinarias no podrán superar 12 horas por semana.
