El domingo 9 de noviembre, se llevó a cabo en el centro histórico de Chihuahua la marcha panista “Defendamos México, Patria, Familia y Libertad”, encabezada por la gobernadora María Eugenia Campos y el presidente nacional del PAN, Jorge Romero. El contingente blanquiazul partió desde el parque Lerdo rumbo a la Plaza de Armas, donde los líderes panistas ofrecieron un mitin ante simpatizantes y militantes.
A la marcha asistieron figuras clave del panismo local y nacional, como el alcalde Marco Bonilla, secretarios estatales, diputados, senadores y varios presidentes municipales del PAN. Llamó la atención la participación de priistas y perredistas –entre ellos Omar Bazán, Memo Márquez y Pavel Aguilar– quienes, al sumarse al contingente, evidenciaron la conformación de un bloque político diverso, en busca de reacomodos en caso de un cambio en el escenario electoral de 2027.
La manifestación estuvo marcada por un énfasis inusual en las críticas dirigidas a Morena, el partido opositor, a pesar de que el PAN gobierna actualmente el estado, la capital y controla la mayoría de las instituciones públicas. Este enfoque fue interpretado por analistas y asistentes como una señal de preocupación ante el panorama electoral futuro, más que como una muestra de fortaleza o unidad interna.
Varios funcionarios aprovecharon la ocasión para posicionarse públicamente, repartiendo artículos promocionales, grabando videos y alentando consignas espontáneas entre los asistentes. Estas acciones le dieron al evento un aire de pre-campaña interna, en el que diferentes actores buscaron ganar visibilidad de cara a los posibles procesos de selección rumbo a 2027.
Un aspecto que generó controversia fue el contraste entre las cifras oficiales de asistencia, que resultaron muy elevadas, y las estimaciones reales, considerablemente más bajas. Además, se reportó el retiro polémico de un reconocido reportero de una zona restringida en un espacio público, lo que avivó el debate sobre la transparencia y apertura de la movilización.
Pese al discurso de unidad, la marcha panista proyectó más dudas que certezas. Para muchos observadores, el evento reflejó un reconocimiento implícito de que el escenario político de Chihuahua podría transformarse en 2027 y que el PAN, lejos de mostrarse como un bloque sólido, se prepara para enfrentar un contexto electoral adverso.



