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China ha comenzado a construir lo que será la presa hidroeléctrica más grande del mundo, que estará situada en territorio tibetano. Pero las alarmas han saltado en los países vecinos, India y Bangladesh, que temen salir perjudicados ante el alarde de poderío del gigante asiático, cuenta BBC.
El primer ministro chino, Li Qiang, ha presidido ya la inauguración de las obras de la presa sobre el río Yarlung Tsangpó, el más largo de la Región Autónoma del Tíbet. Ahí es donde se ubica un enorme cañón, el más profundo y largo del mundo, a lo largo de un tramo del río.
Las críticas hacia esta proyecto apuntan al posible perjuicio de millones de indios, bangladeshíes y los tibetanos locales. El presidente de China, Xi Jinping, enmarca esta construcción dentro de su política “xidiandongsong”, que consiste en enviar electricidad desde las zonas rurales del oeste hacia los centros industriales del este, recoge la revista Switchgear.
De ahí que e Gobierno de Xi Jinping considere que la presa será beneficiosa para todos y que generará energía limpia. Sin embargo, los activistas no están de acuerdo con esta versión y opinan que estas presas son otro ejemplo de la explotación china de las tierras tibetanas.
“Supongamos que se construye la presa y se libera agua repentinamente, todo nuestro cinturón en torno al río Siang quedaría destruido. En particular, la tribu Adi y grupos similares verían sus propiedades, tierras y, sobre todo, vidas humanas, sufrir efectos devastadores”, han insistido las autoridades indias, con miedo a que los ríos Siang y Brahmaputra se sequen cuando se termine la presa, recoge BBC.
