
La Unión Europea ha acordado imponer una nueva ronda de sanciones contra Rusia, dirigidas a los sectores energético y financiero del país, en un intento de apretar las tuercas a la maquinaria bélica del Kremlin y forzar un alto el fuego temporal en Ucrania.
Las sanciones, refrendadas el viernes por los embajadores en Bruselas, prohíben las transacciones con 22 bancos rusos, el Fondo Ruso de Inversión Directa y sus filiales, y el uso directo e indirecto de los gasoductos submarinos Nord Stream, actualmente cerrados pero que Moscú pretende reanudar en algún momento en el futuro.
Además, la UE convierte el tope de precio del crudo ruso de 60 dólares por barril (51,64 euros) en un mecanismo dinámico que se mantendrá un 15% por debajo del precio medio del mercado, según fuentes diplomáticas. El nuevo tope entrará en vigor a partir de 47,6 dólares por barril y será ajustado cada seis meses. Estados Unidos, uno de los principales defensores del tope a nivel del G7 durante la anterior Administración, no ha apoyado la revisión a la baja.