
En PCE, el manejo de este padecimiento se realiza a través de un equipo multidisciplinario de especialistas en neurología, medicina interna y psiquiatría, que brinda atención integral desde el diagnóstico hasta la rehabilitación, expresó Oscar Aguirre, director médico de PCE.
Además, los derechohabientes tienen acceso a los medicamentos esenciales y pueden ser referidos a los servicios de nutriología, rehabilitación, psicología y trabajo social, con el fin de ofrecer apoyo psicológico y social a pacientes como a familiares, añadió.
Esta enfermedad es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente el movimiento. Se produce cuando las células cerebrales que generan dopamina, sustancia clave para controlar los movimientos del cuerpo, comienzan a deteriorarse o mueren.
Aguirre, explicó que los síntomas se desarrollan de forma lenta y progresiva, los más comunes incluyen temblor de manos, brazos o piernas, rigidez muscular, lentitud de movimiento (bradicinesia), problemas del equilibrio y postura.
También suelen presentarse dificultades para hablar o escribir, alteraciones en el estado de ánimo o en el sueño, estreñimiento y trastornos digestivos, añadió el funcionario.
El diagnóstico es clínico, lo hace un médico con base en los síntomas y la historia del paciente. No existe una prueba específica que lo confirme, aunque pueden solicitarse estudios complementarios para descartar otras enfermedades, o realizar una prueba terapéutica para evaluar la respuesta del tratamiento.
Dijo que esta enfermedad no tiene cura, pero existen tratamientos efectivos que mejoran significativamente la calidad de vida de las personas, consistentes en medicinas que aumentan o imitan a la dopamina, así como terapias físicas, ocupacionales y del habla.