
Donald Trump inició una guerra comercial contra China en su primera presidencia, entre 2017 y 2021. Aunque ambos países tuvieron consecuencias negativas, la peor parte se la llevo el gigante asiático. De regreso a la Casa Blanca, el republicano vuelve a apuntar sus armas arancelarias contra Beijing, que ahora evitó las sorpresas y tenía listo un contraataque para Washington.
El país asiático respondió a los nuevos aranceles impuestos desde Washington con una serie de medidas que tienen como objetivo dañar la economía de su rival estratégico sin afectar demasiado su propio crecimiento, que está proyectado a mayor a 5% durante 2025, una meta ya comprometida por los aranceles.
El 1 de febrero, Trump firmó tres órdenes ejecutivas para imponer un arancel de 20% a todas las exportaciones provenientes de México y Canadá, y un arancel adicional del 10% a las importaciones de China para que cada país detenga el flujo de fentanilo. Los tres países tenía un mes para satisfacer la petición estadounidense.
Canadá y México aplicaron varias medidas contra el tráfico de esta droga, que provoca miles de muertes por sobredosis cada año, para poder aplacar a Donald Trump. En el caso canadiense, esto incluyo el nombramiento de un zar antifentanilo, mientras los mexicanos aumentaron la presencia militar en las fronteras y entregaron a las autoridades estadounidenses a 29 líderes del narcotráfico. Sin embargo, China no es un país con el que las presiones funcionen bien para poder obtener los resultados deseados.
En un análisis para el laboratorio de ideas Brookings Institution, Vanda Felbab-Brown señala que Beijing, a diferencia de lo que pasó con México y Canadá, no implementó ninguna medida para contrarrestar el tráfico de fentanilo a Estados Unidos. ‘China amplía su cooperación en materia de aplicación de la ley y lucha contra el narcotráfico con los países con los que mantiene buenas relaciones’, dijo Felbab-Brown, en entrevista con la agencia AFP.
A principios de marzo, Trump dijo que no estaba satisfecho con los avances mostrados por los tres países, por lo que implementó los aranceles contra sus socios comercial, y aumento un 10% las tarifas aduaneras para los productos chinos.
Esto significa que la segunda administración Trump ha impuesto un arancel de 20% a las importaciones de esta nación. Si el republicano no encuentra respuesta de Beijing, advirtió que los aranceles podrían llegar a una tasa de 60%, una estrategia que puede ser contraproducente para sus objetivos. “Cualquier gran arancel estadounidense sobre China probablemente destripará la cooperación de Beijing con los Estados Unidos, restableciendo el reloj diplomático a la negociación de 2018 y la no cooperación entre 2021 y 2023”, indicó Felbab-Brown en su análisis.
El Ministerio de Comercio de China instó el viernes a Estados Unidos a corregir sus ‘prácticas erróneas’ de imponer aranceles adicionales a China por el asunto del fentanilo y dejar de ‘echar la culpa’ ciegamente. ‘La imposición por parte de Estados Unidos de aranceles del 20% a productos chinos sobre la base del fentanilo carece de fundamento y es un acto típico de proteccionismo, unilateralismo e intimidación’, dijo un portavoz del ministerio en un comunicado, añadiendo que Washington debería ver y manejar su propio problema del fentanilo de forma objetiva y racional.