Santa Claus en México es, actualmente, uno de los personajes más representativos de la temporada. Lo vemos llegar en su trineo a lugares donde jamás pudiéramos imaginar que este artefacto pudiera funcionar. También vemos el trineo convertido en moto acuática cuando este personaje bonachón debe llegar a lugares como Sao Paulo, donde la Navidad se vive en verano.
Pero, ¿en qué momento este personaje llegó al país y se convirtió —ante la negativa de muchos— en el rival más fuerte de una tradición arraigada en la sociedad mexicana como lo eran los Reyes Magos?
No siempre celebramos a Santa Claus. La fiesta oficial de San Nicolás de Bari es celebrada por la Iglesia Católica el 6 de diciembre, en honor a quien fuera obispo de Myra y cuyos restos que fueron robados por marineros, llegaron a Bari, en Italia. Ahí, se convirtieron en punto de peregrinaje dada la reputación que este hombre había alcanzado por su bondad y generosidad, principalmente al repartir su herencia entre pobres y enfermos.
Cabe señalar que San Nicolás y Papá Noel son diferentes, pero toman un hecho de la vida del santo que las une. La narración cuenta que existieron tres niñas que, a punto de ser prostituidas por su padre ante la falta de recursos en su familia, recibieron la generosidad de San Nicolás.Este arrojó por la chimenea un costal lleno de monedas de oro que cayeron sobre las medias de las pequeñas, que se estaban secando a la orilla de la chimenea. A esta historia se suman relatos y tradiciones nórdicas como la de un anciano que regalaba cosas a los niños bien portados.
Todas esta narraciones fueron llevadas, junto con la versión holandesa de San Nicolas (o Sinterklaas), a Nueva Amsterdam, actualmente Nueva York. Fue en este lugar donde Santa Claus se convirtió en una figura arraigada de su cultura y permaneció con algunas adecuaciones físicas y en la vestimenta.
Aunque existen imágenes que nos muestran la figura de Santa Claus en la década de los 30 o los 40 en México, fue hasta la década siguiente que este personaje cobró una relevancia significativa en la temporada navideña.
Por más de cuatro siglos en México, la figura de los Reyes Magos era protagonista de una temporada que cerraba con su llegada y, por ende, el regocijo de los niños que encontraban regalos de su parte si es que se habían portado bien a lo largo del año. Esto, haciendo alusión a los presentes que aquellos reyes o sabios, habían llevado al recién nacido Jesús, en Belén. Por su parte, la llegada de Santa Claus a México se dio bajo un contexto muy distinto al de la adoctrinación religiosa o moral, siendo más bien producto de una tendencia consumista propiciada por un momento económico de gran importancia en los 50: el milagro mexicano.
En nuestro país, durante los 50, tiendas departamentales, locales comerciales, la televisión, el cine y las grandes compañías (principalmente estadounidenses), adoptaron a Santa Claus como su vocero durante las fiestas navideñas, pero, pocas eran las clases sociales que podían acceder a aquellos productos y espacios comerciales. Esto provocó que varios sectores conservadores mexicanos vieran en este personaje a una tradición impuesta por un modelo económico y una cultura extranjera predominante: la estadounidense.
Dejando atrás los días en que el nacionalismo se había convertido en el sustento de los gobiernos post revolucionarios, nuevos modelos económicos transformaron al país, principalmente tras la Segunda Guerra Mundial. Así, el conocido milagro mexicano, generó cambios culturales tras la alza en las tasas y la disminución de la pobreza alimentaria; así también por la creación de nuevas compañías nacionales y un política proteccionista que vieron en el modelo estadounidense, un buen ejemplo a seguir. De esa manera, Santa Claus se convirtió en uno de los personajes más famosos de la temporada navideña.
En 1931 una famosa compañía refresquera encargó al caricaturista Thomas Nast una ilustración de Santa Claus. Pero no se imaginaron que cambiarían la imagen de este personaje a nivel mundial para siempre. A partir de ese momento, Santa Claus es el hombre maduro o anciano, de barba y cabello blanco, vistiendo un traje rojo con remates blanco, cinturón y botas negras y gorro a juego con el traje. Sin embargo, este personaje ha sido representado de distintas formas, principalmente antes de su globalización en el siglo XX.
Cuando se trataba del anciano rescatado por la tradición oral nórdica, se le representaba con una túnica de obispo y una piel de cazador encima, diferente a cuando se creía que usaba una túnica verde y cruces. Por su parte, la tradición la católica lo muestra, en el arte bizantino, como a un obispo griego usando los tradicionales phelonion y onophorion.
Actualmente, en México la felicidad de los niños durante las fiestas decembrinas se las disputan tres figuras principales: Santa Claus, los Reyes Magos y el niño Jesús. Al norte, la figura del viejo bonachón y generosa es más populares entre las infancias, mientras que al occidente el niño Jesús lleva la ventaja. Los Reyes Magos, por su parte, son los personajes más populares en la capital del país, donde inclusive, conviven con Santa Claus durante la tradicional verbena, en la que miles acuden a tomarse la tradicional foto familiar en sets cada vez mejor armados y acondicionados para este momento.