El Titanic, el transatlántico de pasajeros británico que encarnaba la culminación de la ingeniería naval de su tiempo, se hundió en las gélidas aguas del Atlántico Norte el 15 de abril de 1912, después de chocar con un iceberg durante su viaje inaugural. Este naufragio, una de las peores catástrofes marítimas en tiempos de paz, permaneció inalcanzable durante más de 70 años hasta que sus restos fueron descubiertos en 1985 a unas 400 millas náuticas (740 km) de la costa de Terranova, en la provincia de Terranova y Labrador (Canadá).
Desde entonces, las profundidades del Atlántico Norte han sido el escenario de numerosas expediciones de investigación y recuperación. Uno de los actores más recientes en esta odisea es el sumergible Titan, una embarcación de alta tecnología operada por OceanGate. Con sus 6,7 metros de longitud, sus 9,52 toneladas de peso y equipada con propulsores adosados para desplazamiento en todas las direcciones, Titan constituye un vehículo pionero en la exploración submarina.
Titan fue construido con materiales de última generación, como fibra de carbono y titanio, y cuenta con una tasa de descenso de 5 metros por minuto. Pero lo que realmente distingue al aparato es su capacidad para sumergirse hasta 4 km de profundidad. Esto le permite “inspeccionar sitios, investigar y recopilar datos, producir películas y medios, y probar hardware y software en alta mar”, según OceanGate.
Originalmente, OceanGate había planeado varias expediciones al Titanic en 2023. Sin embargo, debido a las inclemencias del tiempo en Terranova, finalmente se decidió llevar a cabo únicamente una expedición ese año. Las personas que optaban por embarcarse en esta aventura con OceanGate, conocidas como “Especialistas en Misiones” dentro de la compañía, debían abonar 250.000 dólares por la oportunidad de participar en la expedición de ocho días.
El periodista David Pogue, que participó en una de las expediciones en 2022, reveló que todos los que suben a bordo del Titan deben firmar un formulario de renuncia a la responsabilidad. Este documento indica claramente que el Titan es una embarcación experimental que no ha sido aprobada ni certificada por ninguna entidad reguladora.
La Marine Technology Society, una organización profesional dedicada a fomentar el conocimiento y la implementación de tecnología marina, ya había expresado en 2018 su preocupación sobre el desarrollo del sumergible Titan y la expedición planeada al Titanic. En una carta enviada a Stockton Rush, CEO de OceanGate, la organización destacó su “preocupación unánime” y sugirió que el enfoque experimental de la empresa podría tener consecuencias graves para la industria en su totalidad, desde resultados menores hasta catastróficos. Según un informante, después de leer la carta, Rush argumentó que los estándares de la industria estaban frenando la innovación.
En ese mismo año, OceanGate entabló una demanda contra su ex piloto de sumergibles y director de operaciones marinas, David Lochridge, acusándolo de violar su contrato de confidencialidad y de hacer declaraciones falsas. En su defensa, Lochridge alegó que había sido despedido injustamente por denunciar preocupaciones sobre la seguridad del Titan en inmersiones profundas.
Según Lochridge, la embarcación, en particular la ventana transparente en su extremo delantero, solo estaba certificada para alcanzar una profundidad de 1.300 metros (4.300 pies), una fracción de la profundidad necesaria para llegar al Titanic. Además, Lochridge criticó a OceanGate por no realizar pruebas no destructivas en el casco del Titan antes de las inmersiones tripuladas. Eventualmente, OceanGate y Lochridge llegaron a un acuerdo confidencial meses después.
El Titan ha realizado tres expediciones al sitio del naufragio del Titanic, la primera en julio de 2021. Durante una inmersión en 2022, el periodista David Pogue estaba a bordo del barco de superficie cuando se perdió la comunicación con el Titan. El reportaje de Pogue para CBS Sunday Morning cuestionando la seguridad del Titan se volvió viral en las redes sociales después de que el sumergible perdiera el contacto nuevamente en junio de 2023. Pogue destacó que muchas partes del submarino parecían improvisadas, y resaltó el uso de un controlador de videojuegos, un Logitech F710 de 30 dólares, para pilotar la nave.
Durante una inmersión al Titanic en 2022, uno de los propulsores del Titan fue instalado incorrectamente y la nave empezó a girar en círculos cerca del fondo marino. Según el documental de la BBC, Take Me to Titanic, el problema fue evitado al girar el controlador de videojuegos de lado. En noviembre de 2022, documentos judiciales revelaron que en otra inmersión, el sumergible tuvo problemas con la batería y tuvo que ser conectado manualmente a una plataforma elevadora, causando daños a los componentes externos.
EL INCIDENTE DE 2023
La expedición hacia el naufragio del Titanic zarpó de San Juan de Terranova el 16 de junio, a bordo del buque de investigación y expedición MV Polar Prince. La embarcación llegó al sitio de inmersión el 17 de junio, iniciando las operaciones el día siguiente a las 9 de la mañana.
Durante la primera hora y media de la inmersión, el Titan mantuvo comunicación con el Polar Prince cada 15 minutos. Sin embargo, la comunicación cesó después de un registro a las 11:47 de la mañana. Se había previsto que el sumergible resurgiera a las 6:10 de la tarde. A las 6:35 de la tarde, las autoridades fueron notificadas del incidente. De acuerdo con el Centro de Coordinación de Rescate Conjunto de Halifax, se informó que el Titan estaba retrasado alrededor de las 9:13 de la noche.
El 19 de junio, se lanzaron misiones de búsqueda del sumergible y las cinco personas a bordo a 900 millas náuticas (1700 km) de la costa de Cape Cod (Massachusetts).
Un ROV (vehículo operado remotamente) canadiense del barco MV Horizon Arctic llegó al lecho marino e inició la búsqueda del sumergible desaparecido. A las 13:18 (15:48 UTC), el Sector Noreste de la Guardia Costera de Estados Unidos anunció que el ROV de Horizon Arctic había encontrado un campo de escombros cerca del naufragio del Titanic, programándose una conferencia de prensa para las 16:30 horas (19:00 UTC). Posteriormente, se confirmó que los escombros encontrados pertenecían al sumergible.
La Guardia Costera de EE. UU. confirmó la pérdida del sumergible debido a la implosión de la cámara de presión y afirmó que se habían encontrado partes del Titan en el lecho marino, aproximadamente a 488 metros de la proa del Titanic.
La Guardia Costera sugirió entonces que la implosión de la cápsula a presión probablemente ocurrió mientras el sumergible atravesaba la columna de agua, y que dicha implosión (que duró aproximadamente 40 milisegundos) probablemente tuvo lugar antes del inicio de las operaciones de rescate, ya que las boyas de sonar altamente sensibles no detectaron ninguna señal acústica indicativa de una implosión durante su despliegue.
Horas después, se informó públicamente que un sistema acústico de la Armada estadounidense había detectado una anomalía sonora el domingo 18 de junio, el día en que comenzó la inmersión. Probablemente se trató del sonido de la implosión submarina del Titan, información que se compartió desde el principio con las autoridades encargadas de la misión de rescate.
Cuando se produce una falla y hundimiento de una estructura de alta presión, como un submarino o un sumergible, se genera un sonido característico. La presión del agua circundante provoca una compresión rápida del aire dentro de la embarcación, creando una onda de choque que puede ser detectada por sensores acústicos.
La implosión es la antítesis de la explosión, es decir, el colapso ocurre hacia adentro en lugar de hacia afuera. Este fenómeno puede suceder en cualquier objeto o recipiente cuando hay un exceso de baja presión en su interior, debido a fuerzas externas o internas. En este caso, ocurrió cuando la intensa presión del océano profundo superó la presión interna del compartimiento por razones aún desconocidas.
Además, a mayor presión, menor volumen de aire, por lo que cualquier fallo en la estanqueidad del submarino, como una grieta en el casco o el desgaste de los materiales y la estructura, resulta catastrófico: causa una destrucción rápida e inmediata.
No en vano, a semejante profundidad, la presión es de cerca de 40 megapascales (MPa), lo que es 395 veces más fuerte que la presión en la superficie de la tierra. Para contextualizar, eso es similar a soportar 4.000 toneladas por metro cuadrado. O, considerándolo de otra forma, es como si la yema de tu dedo (un centímetro cuadrado) tuviera que resistir 400 kilos.
Así ha sido, pues, como la trágica conclusión del incidente con el Titan ha sido confirmada. Una hora y 45 minutos después de iniciar su inmersión, experimentó una “implosión catastrófica”, lo que resultó en la muerte de sus cinco ocupantes: Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood de 19 años, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet.